Para los que pensaron que en Cuba se iba a desmontar nuestro sistema político, ya debe haberle
quedado claro que la aplicación de los LINEAMIENTOS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA Y SOCIAL DEL PARTIDO Y LA REVOLUCIÓN son única y exclusivamente para corregir nuestros errores y garantizar más democracia verdadera y más SOCIALISMO para nuestra patria. Aparejado a eso, desplegar una permanente batalla contra la corrupción, como más abajo
se esclarece en las palabras de Raúl en las conclusiones de la Conferencia del Partido recién finalizada y que reproduzco a continuación junto a una adicional reseña gráfica de apoyo al texto.
Les deseo que disfrutes ambos:
La Revolución de los humildes, por los humildes y para los
humildes, que tanta sangre costó a nuestro valeroso pueblo, dejaría de
existir sin efectuarse un solo disparo por el enemigo, si su dirección
llegara algún día a caer en manos de individuos corruptos y cobardes.
Estos conceptos, que no son nada nuevos, bien vale la pena tenerlos
siempre presentes por el daño real y potencial que para el presente y
futuro de la nación significa el fenómeno de la corrupción.
En las últimas semanas los diputados de la Asamblea Nacional y
numerosos cuadros y funcionarios de todo el país, han recibido copiosa
información acerca de algunos procesos investigativos, que en esta
materia desarrollan los órganos especializados del Ministerio del
Interior, en estrecha armonía con la Fiscalía y la Contraloría General
de la República. A su debido tiempo, luego del pronunciamiento de los
tribunales correspondientes, toda nuestra población conocerá con
amplitud estos hechos.
No hace mucho, al intervenir en la clausura de las sesiones del
Parlamento el pasado mes de diciembre, me referí a la convicción de que
la corrupción es, en la etapa actual, uno de los principales enemigos
de la Revolución, mucho más perjudicial que el
multimillonario programa subversivo e injerencista del gobierno de
Estados Unidos y sus aliados dentro y fuera del país. También
dije que en lo adelante no permitiríamos que las acciones de
enfrentamiento al delito fueran efímeras, como ciertamente nos ha
sucedido en otras ocasiones.
Afortunadamente, sin el menor ánimo de restarle gravedad a este mal
bastante generalizado en el planeta, considero que nuestro país
puede ganarle la batalla a la corrupción, primero frenarla y luego
liquidarla sin contemplaciones de ningún tipo. Ya advertimos
que en el marco de la ley seremos implacables con el fenómeno de la
corrupción.